Cuando quedan cosas por hacer, es una excusa para volver
Egoísmo cultural
Si no encuentran un beneficio propio, olvídate de que te van a ayudar.
Se pueden contar con los dedos las personas amables con las que nos cruzamos en P.
Un país hermoso: cultura rica, creencias fascinantes, paisajes de ensueño. Pero, como en todo, nada es perfecto; la gente es… “especial”.
Vivimos de todo: desde ahogarnos a casi 5,000 metros de altura, jugar al pool con personas de más de cinco nacionalidades, hasta terminar en un hospital con una amiga internada en CTI.
Dicen por ahí que de todo se aprende…
Intento entender (o mejor dicho, ver) esta mentalidad donde el individualismo predomina. Donde lo único que importa es la ganancia propia y donde, ni siquiera, se valora o respeta dignamente a un simple turista.
Pero, como en todo lo malo hay algo bueno (ying-yang), también pude comprobar y vivir el poder del cariño, la amistad, el apoyo y la ayuda. Seis chicas que apenas nos conocíamos y, aun así, nos sostuvimos incondicionalmente en cada momento.
Agradezco cada día más saber elegir a las personas de las que quiero rodearme.
Aprender. Disfrutar. Querer. Viajar. Ceder. Aceptar. Respetar. Reír. Llorar.
Amistad.
- Relato de un viajero al regresar de su paso por Sudamérica. Julio, 2001.
Comentarios
Publicar un comentario